El
14 de septiembre de 2013 fue beatificado el cura Brochero. Muchísima gente concurrió
a la ceremonia, que se realizó en la localidad cordobesa que lleva su nombre. Quise
explorar qué planetas del sistema solar se dieron cita y compartieron tan grata
celebración.
Se
me ocurrió observar el mapa correspondiente al Cuarto Creciente, calculado para
Villa Cura Brochero. Tenía el Ascendente en un punto que me llamó la atención:
17° de Capricornio. Me hizo acordar al instante a la carta natal de la
Argentina, cuyo eje Mediocielo / Fondo de Cielo es, justamente, 17° Cáncer /
Capricornio. El ascendente de este Cuarto Creciente era, entonces, la cúspide
de la casa IV de Argentina: la gente del país. Así es que, en esa semana, un
lugar que no está habitualmente en el ojo público gozó de una notoriedad
inédita. Mercurio en el Mediocielo transmitió a los cuatro vientos.
Más
esperable resultaba la angularidad de Júpiter, el planeta de la religión, para una
ceremonia de esta clase. Pero observando un poco más, el tema no termina ahí. El
Sol de este mapa está en la casa IX, ámbito de la religión, y la Luna en
Sagitario (signo sensible a estos asuntos) en la casa XII, sector místico y
trascendental. Además, la Luna coincidía casi exactamente con el planeta Neptuno
de la carta natal de Argentina que, junto con Júpiter, hace una dupla bien
espiritual.
Hasta
aquí teníamos a Villa Cura Brochero en el centro del país, por un
acontecimiento de carácter religioso.
Luego
miré la carta natal de Brochero. Creo que el Cuarto Creciente recogió muy bien
la huella astrológica del cura: ¡la luna en 20° de Sagitario se corresponde con
el Mediocielo de su carta natal, y el Sol, en 20° de Virgo, con el Descendente
de la misma!
Pero,
¿qué estaba sucediendo en la carta natal de nuestro “beato”? Fundamentalmente,
el planeta Neptuno transitaba el Nodo lunar natal (5° de Piscis) dentro de la
casa XII.
El
eje nodal del cura Brochero es un buen resumen de su vida. El Nodo sur en Virgo,
en casa VI y en conjunción con la Luna… años de servicio a su gente y haciendo
obras muy concretas: caminos, canales, escuelas, sin perder de vista la
instrucción religiosa, el consejo espiritual y la vista puesta en lo “divino”,
como nos lo dice el Nodo norte en Piscis en la casa XII. A modo de muestra y
síntesis de todo esto, resulta reveladora y conmovedora la carta que le escribió
al obispo de Santiago del Estero, de fecha 28 de octubre de 1913. Ya retirado y
enfermo, cuando nada podía hacer con sus manos, no abandonó el afán por servir
al prójimo. Tal vez no se pueda hacer (Virgo) por los demás, pero sí se puede
rezar por ellos (Piscis). Y los demás, evidentemente, incluían para él a todos
y en todo tiempo:
“Pero es un grandísimo favor que me ha hecho Dios Nuestro
Señor en desocuparme por completo de la vida activa y dejarme con la vida
pasiva, quiero decir que Dios me da la ocupación de buscar mi último fin y de
orar por los hombres pasados, por lo presentes y por los que han de venir hasta
el fin del mundo.”
Decíamos
que el dato más saliente era el tránsito de Neptuno por el Nodo norte. Difícil
encontrar una mejor imagen de trascendencia, una mejor idea de algo que va más
allá incluso de la propia muerte física, que “Neptuno en Piscis, transitando el
Nodo en casa XII”. El proceso de canonización, que tuvo un punto crucial en
esta beatificación, acompañado del fervor de tanta gente, parece demostrarlo.
Este
tránsito también fue recogido por el mapa del Cuarto Creciente: la casa IX está
en conjunción con el Nodo sur / Luna del cura, opuesta al Nodo norte, con
Neptuno, como dijimos, transitándolo.
Por
otra parte, noté que mientras el cardenal Angelo Amato leía el decreto de
beatificación, antes de que se levantara el telón que cubría la gigantografía de
Brochero, la visible y espectacular casa V atravesaba el ya tan mentado Nodo natal.
Incluso
el cardenal Amato, que leía el decreto, participó en lo astrológico: su propio
Nodo está en 25° 49’ de Escorpio, el Ascendente de este evento.
Un
último detalle: la Luna acababa de pasar la oposición a Júpiter en la casa IX, y
estaba por cruzar el Ascendente del Cuarto Creciente que, ya vimos, es el Fondo
de Cielo de la Argentina, cerrándose el círculo con esta “traslación de luz”.
A
juzgar por la frase que le escribió a su amigo Miguel Juárez Celman el 8 de
noviembre de 1805, Don Brochero, así como fue un visionario en el campo social,
tuvo también conciencia clara de su propia trascendencia. Quizás, de haber
sabido de esta beatificación que ocurrió casi 100 años después de su
fallecimiento, no estaría sorprendido. Lo demuestran sus bellas palabras:
“He podido pispar que viviré siempre siempre en el
corazón de la zona occidental,
puesto que la vida de los muertos está en el
recuerdo de los vivos.”