Este artículo fue publicado en “La Revista del C.A.B.A.”, Año 1, Número
1, en junio de 2003. Se trata del resumen de una conferencia que dí el 7 de
junio de 2000 en la Fundación Centro Astrológico de Buenos Aires, que se llamó
“La espiritualidad como destino – La carta natal de Sárada Devi”.
Introducción
Descubrir
las características y vivencias de un ser humano a través del estudio de su carta
natal requiere conocer el contexto social, cultural y, a veces, histórico en
que se desarrolló. Este primer paso es obvio en muchos casos, si aquel contexto
es parecido al de quien realiza la interpretación. En cambio, para comprender a
Sárada Devi y su vida, necesitamos ubicarnos en cómo podría ser el devenir de
una mujer en la India, en el siglo diecinueve. Acerca de esto, diremos sólo dos
detalles que permitirán estimular rápidamente nuestra imaginación occidental de
finales del veinte: citando a K. M. Panikkar, la hija mujer era considerada un
“ornamento guardado en prenda para ser entregado a su legítimo dueño cuando
éste así lo pida”. El “legítimo dueño” era el marido, a quien pertenecía, y a
cuya familia debía considerar como propia. De modo que, al ser dada en
matrimonio, la vida tomaba un cauce definitivo. Otro punto de interés para
nosotros es la práctica, respetada por Sárada Devi, del llamado “Purdah”, por
la cual la mujer no debía ser vista por ningún
hombre que no perteneciese a la familia; en otros casos debía usar velo.
Sin decir mucho más, ya nos podemos preguntar cómo puede trascender una vida en
estas condiciones.
Primeras observaciones astrológicas
La
primera mirada sobre su carta natal nos revela una fuerte preponderancia de
planetas en el elemento Tierra: Sol, Luna, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y
Plutón. Destacamos que entre ellos estamos nombrando a las luminarias, factores
esenciales, y que la Luna, además, es regente del ascendente Cáncer. Pensamos
entonces en una vida ligada a situaciones concretas, en alguien a quien no le
bastan las buenas intenciones, sino que éstas deben convertirse en hechos
reales y tangibles; podemos pensar en rutinas, en trabajo, en el cumplimiento
del deber. ¿Podría haber algo más, algún secreto, alguna riqueza, que en su
simplicidad pueda guardar el elemento Tierra? Así como los otros elementos, por
resultarnos más intangibles, nos parecen difíciles de comprender en
profundidad, es probable que la Tierra también oculte su tesoro. Intentaremos
comunicar la idea de que la vida de Sárada Devi refleja la búsqueda de ese
tesoro en las situaciones más cotidianas y comunes posibles.
Para
empezar a ilustrar esto podemos observar la casa sexta, y allí encontramos al
Sol en conjunción con Júpiter en Capricornio. Este contacto del Sol con Júpiter
indica búsqueda de sentido y la percepción de formar parte de algo mayor que lo
puramente personal. Resulta necesario que las tareas de todos los días sigan un
hilo conductor. Para reforzar el concepto vemos que la cúspide de la casa está en
Sagitario: si consideramos al signo como la motivación o la necesidad que busca
satisfacerse en la casa donde tiene la cúspide, completamos la idea de buscar
algo superior a través del acaecer de la simple vida cotidiana.
En
realidad, el aspecto de menor orbe con el Sol no es la conjunción con Júpiter
sino el trígono con Plutón: nuestra mirada se traslada entontes a la casa X, y
surge el tema del ejercicio de influencia, de poder. En conjunción con Plutón
se encuentra Urano, también formando parte del trígono de tierra. Sabemos que en
la casa donde se encuentra esta conjunción Urano/Plutón se espera algún tipo de
“revolución”, un vuelco, que esa persona no morirá tal como nació en los asuntos
relativos a la casa donde está presente. Aquí se trata de la casa X: la
perspectiva es que el rol que ella juegue en la sociedad en algún momento se
modificará de modo completo, y por circunstancias no del todo controladas por
ella misma, pues se trata de una conjunción de planetas transaturninos, que no
obedecen a mandatos personales.
Resumiendo
lo visto hasta aquí, nos encontramos con una persona dedicada al trabajo de
todos los días, aunque no realizándolo de un modo meramente rutinario, sino
intentando encontrar en él un significado profundo. Por algún motivo que por el
momento no adelantaremos, puede llegar a tener influencia en su medio, siempre
evitando toda grandilocuencia en cuanto a las realizaciones. Apoyamos esto
último observando que no hay en esta carta natal nada que nos lleve a pensar en
acciones “grandes”. Recordemos que la conjunción entre el Sol y Júpiter se da
en la casa VI, y la Luna, regente del Ascendente, está en Virgo: todo dirigido
hacia lo menudo.
Algunos datos biográficos
Cabe
considerar ahora algunos primeros datos de su biografía: Sárada Devi nació en
una aldea pequeña y fue la primera hija de un matrimonio modesto. El primer
acontecimiento importante en su vida, y sin duda el más trascendente, se
produjo cuando tenía 5 años: el matrimonio con Ramakrishna, un hombre notable
en la historia de la espiritualidad de la India moderna, que en ese entonces
tenía 23 años. ¿Cómo se dio este curioso casamiento? Mientras que algunos
reconocían a Ramakrishna como un verdadero místico, otros lo consideraban loco,
debido a sus exaltados estados de conciencia. Sus familiares, preocupados,
pensaron que un matrimonio y sus compromisos lograrían hacerlo retornar a la
“tierra”. Buscaron entonces una esposa para él, tarea difícil, ya que en esas
condiciones no era por cierto un buen partido. Finalmente, en esa aldea lejana
dieron con la familia que aceptó casar a su hija de 5 años, Sárada. Tampoco
ella, a esa edad, estaba en el mejor momento para casarse, pero de todos modos
se celebró la boda. Sárada continuó viviendo con su familia de origen.
Progresiones y tránsitos de Saturno
A
los 5 años, el Sol progresado cerró la conjunción con Júpiter progresado. Si
consideramos al Sol y su situación en la carta natal como reflejo de la figura
masculina ideal, vemos a un hombre ligado al mundo de la religión y, desde el
trígono ya tratado, a este hombre que tuvo un efecto transformador
(Urano/Plutón) en la vida de otras personas. Hasta los 18 años, ellos se vieron dos o tres veces en visitas de tipo
formal. Para esa edad todas las chicas de la aldea estaban casadas; ellas se
mofaban de Sárada, porque estaba casa con el “loco”. Finalmente, quiso ver con
sus propios ojos con quién se había casado realmente, si con un místico o con
un demente, y decidió trasladarse a la localidad de Dakshineswar, el lugar
donde él vivía. El Sol progresado llegaba entonces a los 18° de Capricornio e ingresaba
en su casa VII, al igual que Saturno por tránsito.
En
su trayectoria por tránsito a través de la carta natal, Saturno señala períodos
de obligada atención hacia los temas de la casa que recorre. En nuestro caso,
Saturno, además regente de VII, ingresó en dicha casa al inicio de su vida de
esposa, que concluyó 14 años después, al enviudar, cuando Saturno se acercaba
al Ascendente. Es decir, el recorrido de Saturno por el hemisferio superior de
la carta natal, mostrando el compromiso con el mundo social, de acuerdo con las
circunstancias y la época en que vivió.
Matrimonio con Ramakrishna
Tratemos
de visualizar cómo se desarrolló este período. Podemos observar a la Luna que,
desde su condición de regente del Ascendente, tiene un trígono a la cúspide de
la casa VII. La Luna está en Virgo, mostrando una actitud servicial y modesta,
que marcó tanto el modo de relación, como la actividad de Sárada en la atención
de su esposo: la cocina. Causa gracia decir este dado que, obviamente,
muchísimas personas cocinarían y lo hacen ahora para sus cónyuges, pero esto no
fue para Sárada un tema menor, si agregamos a este núcleo “Ascendente Cáncer,
Luna en Virgo trígono a la casa VII”, la conjunción Sol/Júpiter en casa VI.
Visto así, hay en esta actividad algo de “vocacional”, pero por otro lado,
debido a las condiciones en que vivían, el servir la comida se convirtió
durante mucho tiempo en la única oportunidad del día para siquiera ver a su
esposo. Ramakrishna recibía visitantes que escuchaban sus conversaciones sobre
temas espirituales. Mientras transcurrían las horas de ese modo, Sárada no
podía presentarse, debido a que los concurrentes eran hombres. Además debía
cocinar para todos los asistentes a esas reuniones. De todos modos, Sárada
consideraba a esta etapa de su vida como “dichosa”.
Por
otra parte, vemos al signo Capricornio en la cúspide de la casa VII, indicando
que es en la relación con su esposo donde buscó clarificar sus objetivos y
obtener un norte en la vida, a la vez que tener una autoridad, que en la conjunción
Sol /Júpiter en Capricornio podemos asociar con un maestro severo: es la
contraparte de la relación de tipo lunar que entablaron. Ramakrishna, a su vez,
la instruyó en todo lo que concierne a la espiritualidad, incluyendo estrictas prácticas
que Sárada siguió con disciplina de “tierra”, perseverante y sin pausa. En su
biografía se lee: “Si algún día Sárada y Lakshmi (sobrina de Ramakrishna),
quienes vivían juntas, no se levantaban a la hora acostumbrada, Ramakrishna las
salpicaba con agua de su jarra, para que se despertaran y comenzaran su meditación”.
Notemos
que entre la Luna y Venus hay un quincuncio de orbe pequeño. En este roce entre
lo maternal y lo sentimental, la Luna es la que pudo manifestarse con total
fluidez hacia los demás y también hacia su esposo en particular, encontrándose
en una casa “visible” como la III, y en aspecto de sextil/trígono al eje Ascendente/Descendente.
Venus, en cambio, desde la casa VIII, y en quincuncio/semisextil al mismo eje,
tuvo que encontrar caminos más sutiles. El amor cobró características más
universales y menos apegadas en Acuario. La profunda unión a que nos remite su
posición en la casa VIII, se dio en la total identificación de Sárada con los
ideales de Ramakrishna y en el sentirse en contacto con él, aunque estuviese
alejada en un sentido físico, e inclusive después de enviudar. Acerca de esto
se cuenta una anécdota: luego de la muerte de Ramakrishna, Sárada iba a
quitarse los adornos que usaba, como correspondía a una viuda. Pero a punto de
hacerlo, tuvo una visión de él diciéndole: “¿Qué estás haciendo? Yo no me he
ido; solamente he pasado de una habitación a otra”.
Es
interesante el lugar físico en que se desarrolló esta etapa. Jugando con el
simbolismo que nos presenta la carta natal, encontramos en la casa IV, asociada
con el hogar, al signo Libra, y Neptuno en Piscis desde la casa IX hace un quincuncio
a la cúspide. No vivían en realidad en una casa, sino en un gran predio donde
había templos dedicados a distintos dioses, a orillas del río Ganges.
Ramakrishna tenía una habitación y ella otra, en un edificio que se llamaba
“torre de música”, pues era el lugar desde donde los músicos tocaban para ser
oídos en todo el lugar, es decir, lo artístico (Libra), combinado con lo
devocional (Neptuno).
Este
plácido transcurrir entró en su etapa final con el ingreso de Saturno en la
casa XII, en que Sárada siguió atendiendo a su esposo, pero estando él ya
enfermo. Ramakrishna murió en 1886, cuando Saturno estaba por llegar al Ascendente
de Sárada. Y con el final del recorrido de Saturno por el hemisferio superior
de la carta natal, termina ella esta etapa de esposa. El cuadro dichoso llegó a
su fin, todo terminó. Pero Sárada vivió 66 años, y en ese momento tenía 32.
Quedaba todavía mucho por experimentar y, en lo inmediato, el tránsito de Saturno
por la casa I.
Saturno transitando la casa I
En
el libro “Ciclos del devenir”, Alexander Ruperti cita a Rudhyar, diciendo que
durante esta tránsito de Saturno por la primera casa hay que pasar “la prueba
del aislamiento”. Al quedar viuda, y sin hijos, quedó legalmente a cargo de un
sobrino de Ramakrishna, Ramlal, quien, poco interesado en ocuparse de ella le entrega,
en cambio, una parcela de tierra perteneciente a la familia. Sárada tuvo que
irse a vivir allí, sola, cultivando la tierra para obtener algunos alimentos,
pues carecía en absoluto de dinero. Todo era pobreza y soledad. Este oscuro
período duró alrededor de un año, hasta ser “rescatada” por algunos discípulos
de Ramakrishna.
La T cuadrada mutable
Además
del costado tan “terrestre” de esta carta, hay otro factor sobresaliente: una dominante
T cuadrada entre Mercurio en el ápex en casa V, y la oposición formada por
Neptuno por un lado, y la Luna y Marte por el otro. Hay otras configuraciones
menores, pero ninguna tan importante como ésta, y las otras de alguna manera
están conectadas con ella. Una configuración notable debería manifestarse
también de modo importante en la vida, y en distintos niveles; seguramente esta
configuración tiene más de una interpretación.
Aproximándonos
a ella de a poco, observamos que se trata de una T cuadrada en signos mutables,
con la oposición en el eje III/IX y con el agitado Mercurio en el ápex. Nos
surge de inmediato la idea de movimiento, que contrasta con la solidez que experimentamos
hasta ahora. Este movimiento tiene que haberse producido en distintas facetas
de su vida. Comencemos por la interpretación más elemental, en el plano físico:
los viajes. Hubo en verdad dos tipos de viajes en la vida de Sárada: los que en
astrología llamamos viajes largos, fueron peregrinaciones, es decir, viajes por
motivos religiosos, reflejados en la cuadratura de Mercurio en Sagitario a
Neptuno en Piscis en la casa IX. Por otro lado, ya instalada en Calcuta,
realizaba viajes periódicos a su aldea natal. Repartía su tiempo entre uno y
otro lugar, situación ésta más asociable con la cuadratura entre Mercurio y la
Luna. También ocurrieron varias mudanzas posteriores a la muerte de su esposo.
En
un plano más interno, ya habíamos comentado acerca de la dedicación a las
prácticas espirituales, que fueron dando sus frutos.
Sárada
Devi experimentó, según quedó registrado en escritos y testimonios de quienes
la conocieron, estados de conciencia distintos del habitual, con visiones y
éxtasis. Su mundo estaba poblado de dioses y diosas, sueños y señales, como
algo natural. La vista se detiene entonces en Neptuno, justo en la cúspide de
la casa IX, dominando por lo tanto todo el eje mental III/IX.
Pero
también la T cuadrada es una configuración que muestra que hay algo en uno que
es inarmónico, que requiere de un trabajo sostenido para organizarse, recayendo
el máximo de la tensión en el planeta ápex, que en este caso es Mercurio. Con
lo cual podemos imaginar a la mente debatiéndose entre un estado sublime
neptuniano y otro no tan elevado, con las características de la conjunción
Luna/Marte en Virgo en la casa III. Una buena interpretación de este contacto
es una cita de la misma Sárada: “… Cuando estaba en Vrindavan yo rezaba: Señor,
quita mi tendencia a ver las faltas en otros. Que yo nunca encuentre defectos
en otros”. Oración sin duda muy adecuada para intentar suavizar el fuerte
sentido crítico de esta conjunción. Queda manifiesta, entonces, en la
configuración, la inquietud mental que Sárada tuvo que trabajar pacientemente,
hasta lograr un orden notable. Después de estudiar otra faceta importantísima
de la T cuadrada, al realizar una síntesis veremos mejor en qué consistió este
orden.
Sárada y sus hermanos
Si
encaramos ahora la misma configuración pensando en el mundo de la relación, no
es muy difícil llegar a preguntarse acerca de sus hermanos, puesto que aquí se
destacan Mercurio en cuadratura a los planetas de la Casa III, y teniendo en
cuenta también que el signo Géminis está en la cúspide de la casa XII, que hace
suponer algún tipo de sacrificio en lo que al signo se refiere. La Luna en la
casa III podría interpretarse como “ser la madre de los hermanos”. Sárada Devi
era la hermana mayor y, por lo tanto, tuvo que ayudar en la crianza de sus
cuatro hermanos varones menores (Luna conjunción Marte). Esto no tiene nada de
especial, pero sí lo es el hecho de haber tenido que ocuparse de ellos durante
toda la vida, ya que ninguno logró prosperar demasiado. El hermano menor, la
única esperanza de la familia, que había estudiado medicina, murió cuando su
esposa estaba embarazada, la cual por otro lado, padecía de serios problemas
mentales. Volvemos a la casa IX, que por casas derivadas asociamos con los
cuñados. Allí nos reencontramos con el inagotable Neptuno creando sus
sufrimientos. Esta cuñada no tenía capacidad para criar a su hija, de nombre
Radhú, de modo que Sárada tuvo que hacerse cargo de ella. Notemos que Mercurio,
el ápex de la T cuadrada se encuentra en la casa V, ámbito relacionado con los
niños, en conjunción con el nodo negativo, dándole una connotación de
obligación. En realidad también tuvo que ocuparse de la cuñada misma, y
convivir permanentemente con hermanos y sobrinos circulando en medio de otras
actividades más trascendentes. Veamos:
Luego
de su difícil período de soledad posterior a la muerte de Ramakrishna, Sárada
pasó a vivir en Calcuta, en casas de familias que habían estado en contacto con
él. Poco a poco comenzó a ser conocida entre esas personas (muchos no la habían
visto nunca, debido a que ella observaba el Purdah), quienes también
percibieron en ella a alguien especial. Gradualmente el número de personas que
la visitaban para pedirle consejo fue aumentando. Alrededor de 1897, cuando
Saturno transitaba los primeros grados de Capricornio, es decir, mientras hacía
la conjunción con el Sol y Júpiter, y el trígono a Plutón, uno de los
discípulos de Ramakrishna, Mahendranath Gupta, que había llevado un diario con
las conversaciones entre su maestro y los visitantes, decide publicar un un
libro que se llamó “El Evangelio de Sri Ramakrishna”. Esta publicación atrajo a
muchísima gente que, al no vivir ya Ramakrishna, buscó el contacto con su
esposa. A partir de este momento y hasta el final de su vida, se dedicó a
aconsejar y enseñar. Es el momento en que entra a funcionar a pleno el trígono
Sol /Plutón, se produce el previsto vuelco Urano/Plutón, y ella misma asume el
rol de conductora y maestra espiritual. Si bien no buscada, su influencia fue
grande sobre muchas personas. Vemos también que Aries es el signo de la casa X.
Cuando uno logra instalarse en la actividad correspondiente a la casa donde
Aries tiene la cúspide, toda la carta natal se pone en marcha. En este caso,
con el logro de la condición de dirigente, de autoridad, el rádix se desplegó a
pleno. Para ese entonces, Sárada tenía alrededor de 45 años, y ese nuevo estilo
continuó hasta el final de su vida, veinte años después.
En
1900, con el nacimiento de la sobrina Radhú, mientras Urano transitaba a
Mercurio natal, el cuadro que nos presenta la carta natal quedó completo: por
un lado, la maestra espiritual, con multitud de discípulos: el trígono entre
Sol/Júpiter y Urano/Plutón en X, pero sin salir jamás de la casa VI, es decir,
recibiéndolos en medio de las tareas cotidianas, que nunca dejó de realizar, lavando
y cocinando. Simultáneamente, un desfile de hermanos y sobrinos con reclamos de
todo tipo (Mercurio cuadratura Luna/Marte), ajenos por completo al interés por
temas espirituales (Mercurio/Neptuno) solicitados por sus discípulos y
visitantes. Queda claro aquí el funcionamiento de esa T cuadrada. La mente tenía
que adaptarse rápidamente entre un nivel y otro. Mercurio estaba muy exigido.
Pero esta T cuadrada está sustentada en una base de Tierra muy fuerte y muchos
años de disciplina para poder responder al juego de estas dos cuadraturas. El resultado
final fue la capacidad para mantener un elevado estado mental, a pesar de las
muchas tribulaciones de la vida cotidiana. Para quienes la recuerdan Sárada
Devi representa un ejemplo de este anhelo de muchos.
Sárada Devi como maestra espiritual
¿Cómo
recibía Sárada a quienes se acercaban? ¿Qué les entregaba? La atención que ella
brindaba comenzaba con el Ascendente Cáncer y la Luna en Virgo, es decir, en
medio de las tareas domésticas, y preguntándole a la gente, a llegar, si habían
comido antes de salir, o bien, si necesitaban dormir si venían de lejos. Los
ideales que expresó fueron los transmitidos por Ramakrishna y, a su vez, enraizados
en la tradición milenaria de la india.
Vemos
que Saturno es el planeta presente en casa XI, rigiendo la casa VII. Podemos
agregar también a Venus en Acuario, que remite a las casas VII y XI, presente
en la VIII: ella fue la heredera de los ideales de su esposo. Más aún, la
fusión de la cual trata la casa VIII, como ya lo hemos relatado, se dio al
nivel de los ideales. Saturno en XI estuvo retrógrado hasta los 34 años.
Durante los años previos hubo una absorción de aquellos ideales. Al ponerse directo,
Sárada estuvo ya en condiciones de volcarlos en otros.
Pero
también Saturno en Tauro en la casa XI transmite la idea de algo trabajoso, no
debe haber sido fácil su tarea de entregar todo lo aprendido. Ramakrishna en su
momento se ocupó de personas muy preparadas, que posteriormente fueron ellas
mismas luminarias espirituales; en cambio Sárada recibía mucha gente con pocas
aptitudes, que le requirieron un gran esfuerzo.
Un
tema recurrente en sus conversaciones, es el de la “Gracia Divina” en contraposición
con el “esfuerzo personal”, tema común en el mundo religioso en general, que
astrológicamente podría resumirse como “Sagitario versus Capricornio”. ¿Cuál es
la particular solución que daba Sárada, con su conjunción Sol/Júpiter (más
cercana a la Gracia Divina), pero en el esforzado Capricornio? En un pasaje de
sus “Conversaciones” se produce el siguiente diálogo:
P.:
- ¿Cómo puede uno realizar a Dios, a través de la adoración o la meditación?
R.:
- Por ninguno de ellos.
P.:
- ¿Entonces cómo?
R.:
- Dios es realizado sólo por Su Gracia. Pero igualmente uno debe practicar
meditación, porque ello remueve las impurezas de la mente. Así como uno obtiene
la esencia del sándalo frotándolo contra una piedra, de modo similar uno
despierta a lo espiritual contemplando continuamente lo divino.
En
otra parte dice:
“Uno
debe repetir el mantra por lo menos quince o veinte mil veces por día, sólo así
obtendrá algún resultado. Se debe practicar antes de quejarse de que no se está
progresando…”
“A
la mañana temprano y al atardecer, es decir, cuando la noche se convierte en
día y el día en noche, son las mejores horas para la meditación. Se debería
meditar a horas fijas, porque ¿quién sabe cuándo vendrá la visión de lo Divino?
Ese momento llega de repente y sin ninguna premonición. Por eso, uno debe
continuar con la rutina, no importa cuán perturbada esté la mente.”
Sin
embargo, no son las palabras las que hicieron de ella un personaje especial.
Sárada Devi no inventó un sistema de filosofía ni trató de reformar una
tradición. Lo que la mayoría de la gente que acudió a ella buscaba no eran sus
palabras, sino un refugio, un consuelo, alguien en quien pudieran ver reflejada
una madre bondadosa, paciente y compasiva, que comprendiera sus pequeñas o
grandes dificultades de la vida. El Ascendente Cáncer con su gran sensibilidad,
puede captar las emociones de los demás como si fuese un radar. La actitud
maternal fue el rasgo prominente de su vida. Además, la Luna en oposición a
Neptuno en Piscis, lleva a la maternidad a alturas eximias. No alcanza con ser
la madre de los propios hijos. Se es la madre de todos.
En
el libro “La astrología como ciencia oculta”, Oscar Adler hace una comparación
entre el Capricornio inferior y el superior:
“Capricornio,
con su carga, pesa sobre los demás para convertirlos en sirvientes suyos, o
bien, se convierte en portador voluntario de toda carga, para llevarla consigo
hacia arriba”.
Esto
último fue un rasgo notable de Sárada de modo literal. Muchas veces se acercaba
gente diciendo que no podía hacer nada por su propia vida interior, que no
tenía tiempo o posibilidades de desarrollar alguna disciplina espiritual.
Entonces ella les aseguraba que iba a hacer las prácticas correspondientes a
ellos. Así es que debía levantarse cada día más temprano para cumplir esta
promesa hecha a tantas personas.
Síntesis final
Luego
de todo lo visto hasta aquí, si hiciéramos una síntesis técnica de esta carta
natal, diríamos que está formada por dos núcleos: uno es la T cuadrada, y el
otro es el trígono de tierra. El primero incluye a la Luna y el segundo al Sol.
Si consideramos que el Ascendente y su regente representan el “camino” al Sol,
podemos entonces decir, manteniendo una mirada amplia, que la T cuadrada
involucrando al regente del Ascendente, la Luna, señala la trayectoria hacia la
meta a ser alcanzada: el Sol y su situación astrológica, es decir, el trígono
de tierra; y en un sentido más amplio, el elemento tierra en general.
Esta
síntesis puede interpretarse a través de las últimas palabras que quedaron
registradas de Sárada Devi, pocos días antes de morir. Fueron dichas a una
mujer que la visitó:
“Si quieres la paz mental, no veas las
faltas en los demás. Más bien, fíjate en tus propias faltas”.
“Aprende a considerar al mundo entero como
algo muy tuyo. Nadie es un extraño, hija mía. Este mundo todo es algo muy
tuyo”.
Sorprende
que estas últimas frases, que sobrevivieron como un símbolo de la vida de
Sárada Devi, también son dos, cada una haciendo hincapié en los dos núcleos de
la cata. La primera parte es simple: allí está el trabajo de Sárada con su
propia mente, ordenado la inquieta T cuadrada.
La
segunda parte nos remite el lugar por donde empezamos, al fuerte dominio de la
“tierra” y el trígono de Sol/Júpiter a Urano/Plutón: el objetivo último, el
sentido final, no está en algún lugar lejano, en una divinidad inalcanzable,
sino aquí, en este mundo, incorporada a todo y a todos. Por eso, “este mundo
todo es algo muy tuyo”, la esencia, misma, el tesoro oculto en el simple
elemento “tierra”.
Bibliografía
SWAMI
GAMBHIRANANDA - Sri Sárada Devi. Ramakrishna Math, Madrás, India
Ramakrisna
Ashrama, Argentina - Sri Sárada Devi
Ramakrishna
Ashrama, Argentina - Conversaciones de Sri Sárada Devi. Editorial Kier
Sri Ramakrishna Math, Madras - The Gospel of the Holy
Mother Sri Sarada Devi
PANNIKAR,
K. M. - La sociedad india en la encrucijada –Eudeba, Buenos Aires
JAIN,
Devaki, editora - Indian Women
RUPERTI,
Alexander - Ciclos del devenir. Editorial Kier
ADLER,
Oscar - La astrología como ciencia oculta. Editorial Kier, Buenos Aires