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�� Porque, simplemente, nunca había pasado por la experiencia de la lectura de la carta natal. Simple curiosidad.
�� Porque, a veces, uno desea analizar algún aspecto de la propia vida, interno o externo, desde una óptica diferente.
�� Porque, de vez en cuando, resulta útil pasar revista a distintas situaciones presentes, ponerlas en perspectiva, tratar de encontrarles algún sentido. Y la Astrologia puede colaborar en esto.

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lunes, 25 de agosto de 2014

La carta natal de Sárada Devi



Este artículo fue publicado en “La Revista del C.A.B.A.”, Año 1, Número 1, en junio de 2003. Se trata del resumen de una conferencia que dí el 7 de junio de 2000 en la Fundación Centro Astrológico de Buenos Aires, que se llamó “La espiritualidad como destino – La carta natal de Sárada Devi”.


 
Introducción

Descubrir las características y vivencias de un ser humano a través del estudio de su carta natal requiere conocer el contexto social, cultural y, a veces, histórico en que se desarrolló. Este primer paso es obvio en muchos casos, si aquel contexto es parecido al de quien realiza la interpretación. En cambio, para comprender a Sárada Devi y su vida, necesitamos ubicarnos en cómo podría ser el devenir de una mujer en la India, en el siglo diecinueve. Acerca de esto, diremos sólo dos detalles que permitirán estimular rápidamente nuestra imaginación occidental de finales del veinte: citando a K. M. Panikkar, la hija mujer era considerada un “ornamento guardado en prenda para ser entregado a su legítimo dueño cuando éste así lo pida”. El “legítimo dueño” era el marido, a quien pertenecía, y a cuya familia debía considerar como propia. De modo que, al ser dada en matrimonio, la vida tomaba un cauce definitivo. Otro punto de interés para nosotros es la práctica, respetada por Sárada Devi, del llamado “Purdah”, por la cual la mujer no debía ser vista por ningún  hombre que no perteneciese a la familia; en otros casos debía usar velo. Sin decir mucho más, ya nos podemos preguntar cómo puede trascender una vida en estas condiciones.



Primeras observaciones astrológicas

La primera mirada sobre su carta natal nos revela una fuerte preponderancia de planetas en el elemento Tierra: Sol, Luna, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Plutón. Destacamos que entre ellos estamos nombrando a las luminarias, factores esenciales, y que la Luna, además, es regente del ascendente Cáncer. Pensamos entonces en una vida ligada a situaciones concretas, en alguien a quien no le bastan las buenas intenciones, sino que éstas deben convertirse en hechos reales y tangibles; podemos pensar en rutinas, en trabajo, en el cumplimiento del deber. ¿Podría haber algo más, algún secreto, alguna riqueza, que en su simplicidad pueda guardar el elemento Tierra? Así como los otros elementos, por resultarnos más intangibles, nos parecen difíciles de comprender en profundidad, es probable que la Tierra también oculte su tesoro. Intentaremos comunicar la idea de que la vida de Sárada Devi refleja la búsqueda de ese tesoro en las situaciones más cotidianas y comunes posibles.

Para empezar a ilustrar esto podemos observar la casa sexta, y allí encontramos al Sol en conjunción con Júpiter en Capricornio. Este contacto del Sol con Júpiter indica búsqueda de sentido y la percepción de formar parte de algo mayor que lo puramente personal. Resulta necesario que las tareas de todos los días sigan un hilo conductor. Para reforzar el concepto vemos que la cúspide de la casa está en Sagitario: si consideramos al signo como la motivación o la necesidad que busca satisfacerse en la casa donde tiene la cúspide, completamos la idea de buscar algo superior a través del acaecer de la simple vida cotidiana.

En realidad, el aspecto de menor orbe con el Sol no es la conjunción con Júpiter sino el trígono con Plutón: nuestra mirada se traslada entontes a la casa X, y surge el tema del ejercicio de influencia, de poder. En conjunción con Plutón se encuentra Urano, también formando parte del trígono de tierra. Sabemos que en la casa donde se encuentra esta conjunción Urano/Plutón se espera algún tipo de “revolución”, un vuelco, que esa persona no morirá tal como nació en los asuntos relativos a la casa donde está presente. Aquí se trata de la casa X: la perspectiva es que el rol que ella juegue en la sociedad en algún momento se modificará de modo completo, y por circunstancias no del todo controladas por ella misma, pues se trata de una conjunción de planetas transaturninos, que no obedecen a mandatos personales.

Resumiendo lo visto hasta aquí, nos encontramos con una persona dedicada al trabajo de todos los días, aunque no realizándolo de un modo meramente rutinario, sino intentando encontrar en él un significado profundo. Por algún motivo que por el momento no adelantaremos, puede llegar a tener influencia en su medio, siempre evitando toda grandilocuencia en cuanto a las realizaciones. Apoyamos esto último observando que no hay en esta carta natal nada que nos lleve a pensar en acciones “grandes”. Recordemos que la conjunción entre el Sol y Júpiter se da en la casa VI, y la Luna, regente del Ascendente, está en Virgo: todo dirigido hacia lo menudo.

Algunos datos biográficos

Cabe considerar ahora algunos primeros datos de su biografía: Sárada Devi nació en una aldea pequeña y fue la primera hija de un matrimonio modesto. El primer acontecimiento importante en su vida, y sin duda el más trascendente, se produjo cuando tenía 5 años: el matrimonio con Ramakrishna, un hombre notable en la historia de la espiritualidad de la India moderna, que en ese entonces tenía 23 años. ¿Cómo se dio este curioso casamiento? Mientras que algunos reconocían a Ramakrishna como un verdadero místico, otros lo consideraban loco, debido a sus exaltados estados de conciencia. Sus familiares, preocupados, pensaron que un matrimonio y sus compromisos lograrían hacerlo retornar a la “tierra”. Buscaron entonces una esposa para él, tarea difícil, ya que en esas condiciones no era por cierto un buen partido. Finalmente, en esa aldea lejana dieron con la familia que aceptó casar a su hija de 5 años, Sárada. Tampoco ella, a esa edad, estaba en el mejor momento para casarse, pero de todos modos se celebró la boda. Sárada continuó viviendo con su familia de origen.

 

Progresiones y tránsitos de Saturno

A los 5 años, el Sol progresado cerró la conjunción con Júpiter progresado. Si consideramos al Sol y su situación en la carta natal como reflejo de la figura masculina ideal, vemos a un hombre ligado al mundo de la religión y, desde el trígono ya tratado, a este hombre que tuvo un efecto transformador (Urano/Plutón) en la vida de otras personas. Hasta los 18 años, ellos se  vieron dos o tres veces en visitas de tipo formal. Para esa edad todas las chicas de la aldea estaban casadas; ellas se mofaban de Sárada, porque estaba casa con el “loco”. Finalmente, quiso ver con sus propios ojos con quién se había casado realmente, si con un místico o con un demente, y decidió trasladarse a la localidad de Dakshineswar, el lugar donde él vivía. El Sol progresado llegaba entonces a los 18° de Capricornio e ingresaba en su casa VII, al igual que Saturno por tránsito.

En su trayectoria por tránsito a través de la carta natal, Saturno señala períodos de obligada atención hacia los temas de la casa que recorre. En nuestro caso, Saturno, además regente de VII, ingresó en dicha casa al inicio de su vida de esposa, que concluyó 14 años después, al enviudar, cuando Saturno se acercaba al Ascendente. Es decir, el recorrido de Saturno por el hemisferio superior de la carta natal, mostrando el compromiso con el mundo social, de acuerdo con las circunstancias y la época en que vivió.

Matrimonio con Ramakrishna

Tratemos de visualizar cómo se desarrolló este período. Podemos observar a la Luna que, desde su condición de regente del Ascendente, tiene un trígono a la cúspide de la casa VII. La Luna está en Virgo, mostrando una actitud servicial y modesta, que marcó tanto el modo de relación, como la actividad de Sárada en la atención de su esposo: la cocina. Causa gracia decir este dado que, obviamente, muchísimas personas cocinarían y lo hacen ahora para sus cónyuges, pero esto no fue para Sárada un tema menor, si agregamos a este núcleo “Ascendente Cáncer, Luna en Virgo trígono a la casa VII”, la conjunción Sol/Júpiter en casa VI. Visto así, hay en esta actividad algo de “vocacional”, pero por otro lado, debido a las condiciones en que vivían, el servir la comida se convirtió durante mucho tiempo en la única oportunidad del día para siquiera ver a su esposo. Ramakrishna recibía visitantes que escuchaban sus conversaciones sobre temas espirituales. Mientras transcurrían las horas de ese modo, Sárada no podía presentarse, debido a que los concurrentes eran hombres. Además debía cocinar para todos los asistentes a esas reuniones. De todos modos, Sárada consideraba a esta etapa de su vida como “dichosa”.

Por otra parte, vemos al signo Capricornio en la cúspide de la casa VII, indicando que es en la relación con su esposo donde buscó clarificar sus objetivos y obtener un norte en la vida, a la vez que tener una autoridad, que en la conjunción Sol /Júpiter en Capricornio podemos asociar con un maestro severo: es la contraparte de la relación de tipo lunar que entablaron. Ramakrishna, a su vez, la instruyó en todo lo que concierne a la espiritualidad, incluyendo estrictas prácticas que Sárada siguió con disciplina de “tierra”, perseverante y sin pausa. En su biografía se lee: “Si algún día Sárada y Lakshmi (sobrina de Ramakrishna), quienes vivían juntas, no se levantaban a la hora acostumbrada, Ramakrishna las salpicaba con agua de su jarra, para que se despertaran y comenzaran su meditación”.

Notemos que entre la Luna y Venus hay un quincuncio de orbe pequeño. En este roce entre lo maternal y lo sentimental, la Luna es la que pudo manifestarse con total fluidez hacia los demás y también hacia su esposo en particular, encontrándose en una casa “visible” como la III, y en aspecto de sextil/trígono al eje Ascendente/Descendente. Venus, en cambio, desde la casa VIII, y en quincuncio/semisextil al mismo eje, tuvo que encontrar caminos más sutiles. El amor cobró características más universales y menos apegadas en Acuario. La profunda unión a que nos remite su posición en la casa VIII, se dio en la total identificación de Sárada con los ideales de Ramakrishna y en el sentirse en contacto con él, aunque estuviese alejada en un sentido físico, e inclusive después de enviudar. Acerca de esto se cuenta una anécdota: luego de la muerte de Ramakrishna, Sárada iba a quitarse los adornos que usaba, como correspondía a una viuda. Pero a punto de hacerlo, tuvo una visión de él diciéndole: “¿Qué estás haciendo? Yo no me he ido; solamente he pasado de una habitación a otra”.

Es interesante el lugar físico en que se desarrolló esta etapa. Jugando con el simbolismo que nos presenta la carta natal, encontramos en la casa IV, asociada con el hogar, al signo Libra, y Neptuno en Piscis desde la casa IX hace un quincuncio a la cúspide. No vivían en realidad en una casa, sino en un gran predio donde había templos dedicados a distintos dioses, a orillas del río Ganges. Ramakrishna tenía una habitación y ella otra, en un edificio que se llamaba “torre de música”, pues era el lugar desde donde los músicos tocaban para ser oídos en todo el lugar, es decir, lo artístico (Libra), combinado con lo devocional (Neptuno).

 File:Nahabat of Dakshineswar Kali Temple.jpg

Este plácido transcurrir entró en su etapa final con el ingreso de Saturno en la casa XII, en que Sárada siguió atendiendo a su esposo, pero estando él ya enfermo. Ramakrishna murió en 1886, cuando Saturno estaba por llegar al Ascendente de Sárada. Y con el final del recorrido de Saturno por el hemisferio superior de la carta natal, termina ella esta etapa de esposa. El cuadro dichoso llegó a su fin, todo terminó. Pero Sárada vivió 66 años, y en ese momento tenía 32. Quedaba todavía mucho por experimentar y, en lo inmediato, el tránsito de Saturno por la casa I.

Saturno transitando la casa I

En el libro “Ciclos del devenir”, Alexander Ruperti cita a Rudhyar, diciendo que durante esta tránsito de Saturno por la primera casa hay que pasar “la prueba del aislamiento”. Al quedar viuda, y sin hijos, quedó legalmente a cargo de un sobrino de Ramakrishna, Ramlal, quien, poco interesado en ocuparse de ella le entrega, en cambio, una parcela de tierra perteneciente a la familia. Sárada tuvo que irse a vivir allí, sola, cultivando la tierra para obtener algunos alimentos, pues carecía en absoluto de dinero. Todo era pobreza y soledad. Este oscuro período duró alrededor de un año, hasta ser “rescatada” por algunos discípulos de Ramakrishna.

La T cuadrada mutable

Además del costado tan “terrestre” de esta carta, hay otro factor sobresaliente: una dominante T cuadrada entre Mercurio en el ápex en casa V, y la oposición formada por Neptuno por un lado, y la Luna y Marte por el otro. Hay otras configuraciones menores, pero ninguna tan importante como ésta, y las otras de alguna manera están conectadas con ella. Una configuración notable debería manifestarse también de modo importante en la vida, y en distintos niveles; seguramente esta configuración tiene más de una interpretación.

Aproximándonos a ella de a poco, observamos que se trata de una T cuadrada en signos mutables, con la oposición en el eje III/IX y con el agitado Mercurio en el ápex. Nos surge de inmediato la idea de movimiento, que contrasta con la solidez que experimentamos hasta ahora. Este movimiento tiene que haberse producido en distintas facetas de su vida. Comencemos por la interpretación más elemental, en el plano físico: los viajes. Hubo en verdad dos tipos de viajes en la vida de Sárada: los que en astrología llamamos viajes largos, fueron peregrinaciones, es decir, viajes por motivos religiosos, reflejados en la cuadratura de Mercurio en Sagitario a Neptuno en Piscis en la casa IX. Por otro lado, ya instalada en Calcuta, realizaba viajes periódicos a su aldea natal. Repartía su tiempo entre uno y otro lugar, situación ésta más asociable con la cuadratura entre Mercurio y la Luna. También ocurrieron varias mudanzas posteriores a la muerte de su esposo.

En un plano más interno, ya habíamos comentado acerca de la dedicación a las prácticas espirituales, que fueron dando sus frutos.
Sárada Devi experimentó, según quedó registrado en escritos y testimonios de quienes la conocieron, estados de conciencia distintos del habitual, con visiones y éxtasis. Su mundo estaba poblado de dioses y diosas, sueños y señales, como algo natural. La vista se detiene entonces en Neptuno, justo en la cúspide de la casa IX, dominando por lo tanto todo el eje mental III/IX.

Pero también la T cuadrada es una configuración que muestra que hay algo en uno que es inarmónico, que requiere de un trabajo sostenido para organizarse, recayendo el máximo de la tensión en el planeta ápex, que en este caso es Mercurio. Con lo cual podemos imaginar a la mente debatiéndose entre un estado sublime neptuniano y otro no tan elevado, con las características de la conjunción Luna/Marte en Virgo en la casa III. Una buena interpretación de este contacto es una cita de la misma Sárada: “… Cuando estaba en Vrindavan yo rezaba: Señor, quita mi tendencia a ver las faltas en otros. Que yo nunca encuentre defectos en otros”. Oración sin duda muy adecuada para intentar suavizar el fuerte sentido crítico de esta conjunción. Queda manifiesta, entonces, en la configuración, la inquietud mental que Sárada tuvo que trabajar pacientemente, hasta lograr un orden notable. Después de estudiar otra faceta importantísima de la T cuadrada, al realizar una síntesis veremos mejor en qué consistió este orden.

Sárada y sus hermanos

Si encaramos ahora la misma configuración pensando en el mundo de la relación, no es muy difícil llegar a preguntarse acerca de sus hermanos, puesto que aquí se destacan Mercurio en cuadratura a los planetas de la Casa III, y teniendo en cuenta también que el signo Géminis está en la cúspide de la casa XII, que hace suponer algún tipo de sacrificio en lo que al signo se refiere. La Luna en la casa III podría interpretarse como “ser la madre de los hermanos”. Sárada Devi era la hermana mayor y, por lo tanto, tuvo que ayudar en la crianza de sus cuatro hermanos varones menores (Luna conjunción Marte). Esto no tiene nada de especial, pero sí lo es el hecho de haber tenido que ocuparse de ellos durante toda la vida, ya que ninguno logró prosperar demasiado. El hermano menor, la única esperanza de la familia, que había estudiado medicina, murió cuando su esposa estaba embarazada, la cual por otro lado, padecía de serios problemas mentales. Volvemos a la casa IX, que por casas derivadas asociamos con los cuñados. Allí nos reencontramos con el inagotable Neptuno creando sus sufrimientos. Esta cuñada no tenía capacidad para criar a su hija, de nombre Radhú, de modo que Sárada tuvo que hacerse cargo de ella. Notemos que Mercurio, el ápex de la T cuadrada se encuentra en la casa V, ámbito relacionado con los niños, en conjunción con el nodo negativo, dándole una connotación de obligación. En realidad también tuvo que ocuparse de la cuñada misma, y convivir permanentemente con hermanos y sobrinos circulando en medio de otras actividades más trascendentes. Veamos:

Luego de su difícil período de soledad posterior a la muerte de Ramakrishna, Sárada pasó a vivir en Calcuta, en casas de familias que habían estado en contacto con él. Poco a poco comenzó a ser conocida entre esas personas (muchos no la habían visto nunca, debido a que ella observaba el Purdah), quienes también percibieron en ella a alguien especial. Gradualmente el número de personas que la visitaban para pedirle consejo fue aumentando. Alrededor de 1897, cuando Saturno transitaba los primeros grados de Capricornio, es decir, mientras hacía la conjunción con el Sol y Júpiter, y el trígono a Plutón, uno de los discípulos de Ramakrishna, Mahendranath Gupta, que había llevado un diario con las conversaciones entre su maestro y los visitantes, decide publicar un un libro que se llamó “El Evangelio de Sri Ramakrishna”. Esta publicación atrajo a muchísima gente que, al no vivir ya Ramakrishna, buscó el contacto con su esposa. A partir de este momento y hasta el final de su vida, se dedicó a aconsejar y enseñar. Es el momento en que entra a funcionar a pleno el trígono Sol /Plutón, se produce el previsto vuelco Urano/Plutón, y ella misma asume el rol de conductora y maestra espiritual. Si bien no buscada, su influencia fue grande sobre muchas personas. Vemos también que Aries es el signo de la casa X. Cuando uno logra instalarse en la actividad correspondiente a la casa donde Aries tiene la cúspide, toda la carta natal se pone en marcha. En este caso, con el logro de la condición de dirigente, de autoridad, el rádix se desplegó a pleno. Para ese entonces, Sárada tenía alrededor de 45 años, y ese nuevo estilo continuó hasta el final de su vida, veinte años después.

En 1900, con el nacimiento de la sobrina Radhú, mientras Urano transitaba a Mercurio natal, el cuadro que nos presenta la carta natal quedó completo: por un lado, la maestra espiritual, con multitud de discípulos: el trígono entre Sol/Júpiter y Urano/Plutón en X, pero sin salir jamás de la casa VI, es decir, recibiéndolos en medio de las tareas cotidianas, que nunca dejó de realizar, lavando y cocinando. Simultáneamente, un desfile de hermanos y sobrinos con reclamos de todo tipo (Mercurio cuadratura Luna/Marte), ajenos por completo al interés por temas espirituales (Mercurio/Neptuno) solicitados por sus discípulos y visitantes. Queda claro aquí el funcionamiento de esa T cuadrada. La mente tenía que adaptarse rápidamente entre un nivel y otro. Mercurio estaba muy exigido. Pero esta T cuadrada está sustentada en una base de Tierra muy fuerte y muchos años de disciplina para poder responder al juego de estas dos cuadraturas. El resultado final fue la capacidad para mantener un elevado estado mental, a pesar de las muchas tribulaciones de la vida cotidiana. Para quienes la recuerdan Sárada Devi representa un ejemplo de este anhelo de muchos.

Sárada Devi como maestra espiritual

¿Cómo recibía Sárada a quienes se acercaban? ¿Qué les entregaba? La atención que ella brindaba comenzaba con el Ascendente Cáncer y la Luna en Virgo, es decir, en medio de las tareas domésticas, y preguntándole a la gente, a llegar, si habían comido antes de salir, o bien, si necesitaban dormir si venían de lejos. Los ideales que expresó fueron los transmitidos por Ramakrishna y, a su vez, enraizados en la tradición milenaria de la india.

Vemos que Saturno es el planeta presente en casa XI, rigiendo la casa VII. Podemos agregar también a Venus en Acuario, que remite a las casas VII y XI, presente en la VIII: ella fue la heredera de los ideales de su esposo. Más aún, la fusión de la cual trata la casa VIII, como ya lo hemos relatado, se dio al nivel de los ideales. Saturno en XI estuvo retrógrado hasta los 34 años. Durante los años previos hubo una absorción de aquellos ideales. Al ponerse directo, Sárada estuvo ya en condiciones de volcarlos en otros.

Pero también Saturno en Tauro en la casa XI transmite la idea de algo trabajoso, no debe haber sido fácil su tarea de entregar todo lo aprendido. Ramakrishna en su momento se ocupó de personas muy preparadas, que posteriormente fueron ellas mismas luminarias espirituales; en cambio Sárada recibía mucha gente con pocas aptitudes, que le requirieron un gran esfuerzo.

Un tema recurrente en sus conversaciones, es el de la “Gracia Divina” en contraposición con el “esfuerzo personal”, tema común en el mundo religioso en general, que astrológicamente podría resumirse como “Sagitario versus Capricornio”. ¿Cuál es la particular solución que daba Sárada, con su conjunción Sol/Júpiter (más cercana a la Gracia Divina), pero en el esforzado Capricornio? En un pasaje de sus “Conversaciones” se produce el siguiente diálogo:

P.: - ¿Cómo puede uno realizar a Dios, a través de la adoración o la meditación?
R.: - Por ninguno de ellos.
P.: - ¿Entonces cómo?
R.: - Dios es realizado sólo por Su Gracia. Pero igualmente uno debe practicar meditación, porque ello remueve las impurezas de la mente. Así como uno obtiene la esencia del sándalo frotándolo contra una piedra, de modo similar uno despierta a lo espiritual contemplando continuamente lo divino.

En otra parte dice:

“Uno debe repetir el mantra por lo menos quince o veinte mil veces por día, sólo así obtendrá algún resultado. Se debe practicar antes de quejarse de que no se está progresando…”
“A la mañana temprano y al atardecer, es decir, cuando la noche se convierte en día y el día en noche, son las mejores horas para la meditación. Se debería meditar a horas fijas, porque ¿quién sabe cuándo vendrá la visión de lo Divino? Ese momento llega de repente y sin ninguna premonición. Por eso, uno debe continuar con la rutina, no importa cuán perturbada esté la mente.”

Sin embargo, no son las palabras las que hicieron de ella un personaje especial. Sárada Devi no inventó un sistema de filosofía ni trató de reformar una tradición. Lo que la mayoría de la gente que acudió a ella buscaba no eran sus palabras, sino un refugio, un consuelo, alguien en quien pudieran ver reflejada una madre bondadosa, paciente y compasiva, que comprendiera sus pequeñas o grandes dificultades de la vida. El Ascendente Cáncer con su gran sensibilidad, puede captar las emociones de los demás como si fuese un radar. La actitud maternal fue el rasgo prominente de su vida. Además, la Luna en oposición a Neptuno en Piscis, lleva a la maternidad a alturas eximias. No alcanza con ser la madre de los propios hijos. Se es la madre de todos.

En el libro “La astrología como ciencia oculta”, Oscar Adler hace una comparación entre el Capricornio inferior y el superior:

“Capricornio, con su carga, pesa sobre los demás para convertirlos en sirvientes suyos, o bien, se convierte en portador voluntario de toda carga, para llevarla consigo hacia arriba”.

Esto último fue un rasgo notable de Sárada de modo literal. Muchas veces se acercaba gente diciendo que no podía hacer nada por su propia vida interior, que no tenía tiempo o posibilidades de desarrollar alguna disciplina espiritual. Entonces ella les aseguraba que iba a hacer las prácticas correspondientes a ellos. Así es que debía levantarse cada día más temprano para cumplir esta promesa hecha a tantas personas.

Síntesis final

Luego de todo lo visto hasta aquí, si hiciéramos una síntesis técnica de esta carta natal, diríamos que está formada por dos núcleos: uno es la T cuadrada, y el otro es el trígono de tierra. El primero incluye a la Luna y el segundo al Sol. Si consideramos que el Ascendente y su regente representan el “camino” al Sol, podemos entonces decir, manteniendo una mirada amplia, que la T cuadrada involucrando al regente del Ascendente, la Luna, señala la trayectoria hacia la meta a ser alcanzada: el Sol y su situación astrológica, es decir, el trígono de tierra; y en un sentido más amplio, el elemento tierra en general.

Esta síntesis puede interpretarse a través de las últimas palabras que quedaron registradas de Sárada Devi, pocos días antes de morir. Fueron dichas a una mujer que la visitó:

“Si quieres la paz mental, no veas las faltas en los demás. Más bien, fíjate en tus propias faltas”.

“Aprende a considerar al mundo entero como algo muy tuyo. Nadie es un extraño, hija mía. Este mundo todo es algo muy tuyo”.

Sorprende que estas últimas frases, que sobrevivieron como un símbolo de la vida de Sárada Devi, también son dos, cada una haciendo hincapié en los dos núcleos de la cata. La primera parte es simple: allí está el trabajo de Sárada con su propia mente, ordenado la inquieta T cuadrada.

La segunda parte nos remite el lugar por donde empezamos, al fuerte dominio de la “tierra” y el trígono de Sol/Júpiter a Urano/Plutón: el objetivo último, el sentido final, no está en algún lugar lejano, en una divinidad inalcanzable, sino aquí, en este mundo, incorporada a todo y a todos. Por eso, “este mundo todo es algo muy tuyo”, la esencia, misma, el tesoro oculto en el simple elemento “tierra”.


Bibliografía

SWAMI GAMBHIRANANDA - Sri Sárada Devi. Ramakrishna Math, Madrás, India
Ramakrisna Ashrama, Argentina - Sri Sárada Devi
Ramakrishna Ashrama, Argentina - Conversaciones de Sri Sárada Devi. Editorial Kier
Sri Ramakrishna Math, Madras - The Gospel of the Holy Mother Sri Sarada Devi
PANNIKAR, K. M. - La sociedad india en la encrucijada –Eudeba, Buenos Aires
JAIN, Devaki, editora - Indian Women
RUPERTI, Alexander - Ciclos del devenir. Editorial Kier
ADLER, Oscar - La astrología como ciencia oculta. Editorial Kier, Buenos Aires

sábado, 23 de agosto de 2014

El lugar justo



Cada tanto ocurre que uno lee alguna frase o párrafo, y parece que, de golpe, se aclara un tema que daba vueltas en la cabeza.
Algo así me sucedió con una parte del poema “La copa” de Swami Vivekananda, con respecto al significado de las cartas natales en Astrología.
En ese poema, Dios le habla al hombre acerca del duro camino que éste tiene que recorrer en su paso por la Tierra. En la tercera estrofa le dice:

Esta es tu tarea. No tiene alegría ni gracia,
pero no está destinada  para ninguna otra mano
y en Mi universo tiene su lugar exacto.

y en Mi universo tiene su lugar exacto…
Un lugar medido, justo, deliberado en el universo ¿No se trata del lugar que, en su peculiar modo, nos muestra la carta astrológica, en su combinación de posiciones rigurosas con significados sutiles nunca aprehensibles del todo?
Pero además, esta frase contrasta con las primeras dos estrofas. Somos extremadamente pequeños y nuestra vida está llena de obstáculos, dicen ellas. Sin embargo, tenemos un lugar en el mundo con algún sentido, aunque no lleguemos a comprenderlo. Esta misma es la sensación que resulta de tanto tiempo de vivencias astrológicas propias y compartidas con otras personas: la de oscilar entre la certeza de nuestra insignificancia y la sorpresa, a pesar de ello, de vernos plasmados en la carta natal, la forma con que la astrología representa nuestra ubicación en el mundo. Ser tan poco y, no obstante, “figurar” en el universo. Swami Vivekananda lo expresa sabiamente en estas pocas líneas.


LA COPA
Swami Vivekananda

Esta es tu copa, la copa asignada
a ti desde el principio.
Más aún, hijo mío, yo se cuánto
de esa oscura bebida es tu propia mixtura
de faltas y pasiones, hace muchísimo tiempo,
en los profundos años del ayer, lo sé.

Este es tu camino, un camino arduo y tedioso.
Yo hice las piedras que nunca te dan descanso.
Yo ubiqué a tu amigo en caminos agradables y diáfanos,
y él vendrá, como tú, a Mi pecho.
Pero tú, hijo mío, debes viajar por aquí.

Esta es tu tarea. No tiene alegría ni gracia,
pero no está destinada  para ninguna otra mano
y en Mi universo tiene su lugar exacto.
Tómala. No te pido que comprendas.
Te pido que cierres tus ojos para que veas Mi rostro.